viernes 19 de marzo de 2010









Dagoberto fue el nombre de tres reyes franceses:

Dagoberto I (600- 638), hijo de Clotario II quien le cedió el reino de Autrasia (623); en 629 fue reconocido también rey de Borgoña y Neutrasia, restaurando la unidad del reino franco. Casó con Ragnetruda de la que tuvo como hijo a Sigeberto III de Austrasia, en segundas nupcias, casó con Nantilde de Bobigny y tuvieron por hijo a Clodoveo II de Neutrasia. Fundó la Abadía de Sant Denís (626), donde fue enterrado el 18-I-638. A su muerte, sus dos herederos son muy jóvenes, Sigeberto tiene ocho años y Clodoveo cuatro, por lo que fueron los mayordomos de palacio los que los manipularon y masacraran el fin de la dinastía Merovingia

Dagoberto II “el Santo”, (Rey 676- 679) rey de Austrasia, hijo de Sigeberto III, a la muerte de su padre asesinado por su hermano Clodoveo II, Dagoberto es enviado a Irlanda por los mayordomos de palacios, ya que se sentía amenazado. Fue asesinado su hermano Clodoveo II en el 675 y es proclamado rey que le dura muy poco ya que muere también asesinado a la edad de 27 años.

Dagoberto III, rey de Autrasia y Neutrasia (Rey 711- 715), hijo de Childeberto III y de Edonne. Sucedió al trono a la edad de 12 años estuvo bajo la tutela de Pippino de Heristal, otros hijos de Childeberto, tuvieron que salir de Francia por las muchas amenazas que tenían de Pippino, que puso en el trono a su hijo y sucesor a la jefatura de palacio, Giraldo.

Pippino de Heristal, mayordomo de Palacio de Austrasia, gozaba de un gran número de seguidores y aprovechó para colocar a su familia y así desplazar a los Merovingios, se erigió cabeza de la aristocracia de Austrasia y fue importante manipulando a varios reyes de la época.

Damos entonces bastante crédito a Maldonado y a Xil Ocampo, cuando dicen que el primer Monroy, sería un hijo o hermano del rey Dagoberto III, que huido de las huestes de Pippino, pasara a Asturias y contactara con don Pelayo, quedándose definitivamente en nuestro país. Vigil era su nombre a lo que sus vasallos venidos desde territorio francés le unían el protocolario “Mon Roy”, mi rey en francés antiguo.


domingo, 21 de marzo de 2010

Breve historia de Doña María de Monroy Almaraz, llamada "La Brava"

Doña María de Monroy Almaraz, llamada "la Brava" por la historia que a continuación detallaremos, digna del amor que profesaba a sus hijos. ("Hechos del Maestre de Alcántara don Alonso de Monroy" Op. Cit. Páginas 18, 19, 20 y 21), (más reciente, "Doña María "la Brava", de don Domingo Sánchez Loro. Cáceres 1947): "Se llamaba doña María de Monroy. Como ésta fuese casada en Salamanca con un caballero que se llamaba Enrique Enríquez de Sevilla, Señor de Villalba, y como éste muriese y quedase doña María viuda y harto moza y hermosa, y quedase con dos hijos y una hija, supo dar tan buena cuenta de sí que fue ejemplo maravilloso de su vida. Pues siendo sus hijos de doña María de Monroy el uno de diez y nueve años y el otro de diez y ocho, asaz eran dispuestos. Estos Enríquez tomaron estrecha amistad con otros dos caballeros de la ciudad, hermanos, que se llamaban Manzanos, y como Enrique el menor estuviese un día jugando a la pelota, viniendo sobre porfías a reñir y echaron manos a las espadas, de donde sucedió que como los Manzanos y sus criados estuviesen juntos, mataron al Enríquez que solo estaba; y como los Manzanos lo vieron muerto, hubieron consejo, que se temieron de Enríquez el mayor, que le conocían por muy buen mancebo, y dijo el uno de ellos que sería bien que lo enviasen a llamar que se viniese a jugar, y que venido lo matarían, y así fue hecho, porque no tuviesen que temer.

Venido que fue el Enríquez, le mataron en un corredor, y andándose paseando el uno con el otro, Manzano le hirió de gran herida con una chuza. El Enríquez echó manos a la espada, como hombre de buen corazón, pero poco le aprovechó porque luego lo mataron. Los Manzanos se fueron a Portugal.

Sabida esta nueva por toda la ciudad, luego sus parientes trajeron éstos hijos delante de su madre, que tan regalados los había criado, haciendo esquivos llantos. Todos pensaron que doña María perdiera la vida de pesar, según los quería, y ciertamente el aspecto de los mancebos enternesciera a quienquiera. Doña María le ponía los ojos sin echar lágrima ni hacer ningún acto mujeril, más estaba con el corazón tan fuerte que ningún varón romano se le igualaba; asaz se le parecía en su gesto la ferocidad de su ánimo, y todos tomaban espanto de vella con tanto sosiego.

Los parientes de los mancebos muertos le dijeron que los enterrase: Doña María respondió que ellos hiciesen lo que quisiesen con ellos, y en siendo noche, doña María cabalgó y se fue a Villalba y llevó consigo veinte de a caballo muy armados diciendo que no quería que la matasen a traición como habían hecho con sus hijos. Como doña María llegase a la mitad del camino, juntó los suyos y hízoles una habla, en la cuál les muestra cómo su corazón es vuelto todo a la venganza de sus hijos, y que no quería vivir sino para esto.

En gran manera espantados los suyos le respondieron que los Manzanos estarían ya en alguna fuerza de Portugal a donde por entonces no podrían ser habidos. Doña María respondió no haber cosa más fuerte qu'el corazón del hombre, y qu'este queriendo, todo era suyo, y que ella quería dejar su hábito allí y usar el oficio de buen capitán; y que en los peligros les prometía ser la primera. Y diciendo esto se fue a Portugal, y envió sus espías a saber dellos; y dióse tan buena maña, que antes de un mes, como supo el lugar donde estaban, se fue una noche a más de media noche a la posada de los Manzanos, y con un vigón que llevaban los veinte escuderos, y ella delante con sus armas, del primer golpe dieron con las puertas en el suelo, y no eran bien caídas en el suelo cuando doña María estaba dentro con diez escuderos y los otros diez quedaban guardado la puerta y unas ventanas.

Los Manzanos, como los vieron antes sí, comenzaron a pelear y llamar en su ayuda a los del lugar; de manera que la cosa se hizo tan animosamente, que los portugueses, por priesa que se dieron, no llegaron a tiempo, porque las cabezas de los Manzanos, cuando ellos llegaron, estaban ya en la mano izquierda de doña María de Monroy. Ella y los suyos cabalgaron a prisa en sus caballos y se fueron; y llegaron un día a mediodía a Salamanca, que todos pensaban qu'estaba en Villalba, y fuese apear derecha a la iglesia donde estaban sus hijos enterrados, y puso las cabezas que traía sobre las sepulturas de sus hijos, y de ahí se vino a su casa. ¡ Gran espanto puso este echo en toda la tierra !".

Esta novena hija del matrimonio Almaraz-Monroy, doña María de Monroy Almaraz, casó con don Enrique Enríquez de Sevilla, que era Señor de Villalba en la provincia de Salamanca, primo hermano del Rey don Enrique II por vía materna, pues la madre del monarca doña Leonor de Guzmán, y la madre de don Enrique Enríquez, doña Isabel de Guzmán eran hermanas.

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